jueves, 30 de junio de 2011

Muros y armaduras

Todo el mundo levanta muros y se coloca armaduras para protegerse de los demás.
Yo tengo una armadura abollada porque todos los golpes me los llevo en el mismo sitio.
Lo malo viene cuando quien te hace daño es una persona con quien dejaste de ponerte la armadura y eras tu misma, sin reservas, sin muros o mascaras. Lo malo son las heridas causadas por las personas en las que confias.
Curas tus heridas, creas muros más altos y armaduras más gruesas. Entonces te enfrentas no solo a los demás, si no a ti mismo.
Luchas contra el recuerdo del dolor que las heridas te causaron. El miedo a nuevas heridas o a que las antiguas se reabran te deja paralizado.

Lo confieso tengo miedo, pero también tengo voluntad y fe y al final espero ganar mis batallas.

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